
09 Abr Del ruido mental a la atención consciente. Mindfulness para directivos
Mindfulness para Directivos.
Del ruido mental a la atención consciente.
William Stixrud, el famoso orador y neuropsicólogo clínico, asegura: “El cerebro se parece mucho a un ordenador. Podrás tener varias pantallas abiertas en el escritorio, pero sólo serás capaz de pensar en una sola cada vez”.
De hecho, si pudiéramos entrar en nuestra mente oiríamos un gran bullicio provocado por el constante bombardeo de imágenes, pensamientos, ideas y estímulos sensoriales. En este sentido, Eckhart Tolle señala que “es bastante habitual que nuestra propia voz interna sea nuestro peor enemigo y vivamos con un torturador en la cabeza que nos ataca y castiga, agotando nuestra energía vital”.Todo esto, sin contar con las tecnologías, que aunque en muchos casos funcionan para simplificarnos la vida, son muy intrusivas y contribuyen a fragmentar nuestra atención.
Esta situación, sobre todo en la vida profesional, puede suponer un gran problema. Tanto directivos, como profesionales y/o líderes de gestión toman decisiones todos los días, todo el tiempo, y aunque algunas son muy simples y repetitivas, otras son muy complejas y requieren de una atención consciente. Sobre todo si tenemos en cuenta la máxima del inicio: el cerebro no puede focalizar su atención en más de una cuestión al mismo tiempo.
Efectivamente, nuestro inconsciente actúa de forma intuitiva, rápida, eficaz y automática; tanto, que es responsable de casi todo lo que decimos, hacemos, pensamos y creemos. Es un piloto automático escondido y la mayoría del tiempo tiene el control, encargándose eficientemente de las cientos de decisiones que tomamos a diario. El problema surge cuando permitimos que esa mente intuitiva tome decisiones que realmente deberían pasar por nuestra mente racional y lógica.
Por ejemplo, cuando asistimos a un proceso de negociación con un cliente, deberíamos dejar a un lado las actitudes reactivas, defensivas y/o las argumentaciones monótonas y estándares. Claro que esto puede funcionar en ciertos casos, pero eso no significa que funcione siempre bien, o que sea la forma más óptima de funcionar. ¿Qué quiero decir? Si en vez de entrar a un proceso de negociación en piloto automático, pudiéramos hacerlo de manera consciente, podríamos crear un ambiente mucho más favorable y obtener resultados más eficientes.
Veamos un poco más. Un cliente es único, con una realidad financiera, patrimonial, empresarial y emocional particular. Cuando aceptamos que frente a nosotros tenemos a alguien por descubrir, entonces damos espacio a escuchar su situación, a prestar atención y a identificar sus necesidades e intereses. A su vez, esa escucha activa promueve la empatía y el ambiente se vuelve naturalmente más ameno y más favorable para negociar. Cuando empatizamos con el cliente y su realidad, cuando prestamos atención a su mensaje, entonces multiplicamos las posibilidades de encontrar alternativas de negociación más viables y/o más convenientes para ambas partes.
Por supuesto que este proceso consciente no sólo se ciñe a un proceso de negociación. Lo mismo ocurre, por ejemplo, cuando asistimos a una reunión con pares, con el equipo de trabajo o cuando tenemos que tomar decisiones de cualquier índole. En todos los casos necesitamos eliminar los ruidos mentales y los pensamientos intrusivos para poder conseguir claridad mental, atención y serenidad.
Programa MBSR -Mindfulness Based Stress Reduction-.
Lorena Irribarra, fundadora de mentefeliz.org, nos propone este entrenamiento de 8 semanas que, entre otras cosas, nos permite tomar perspectiva de que expresiones como “vivir el presente”, “atención plena”, o “estar conscientes aquí y ahora”, no significan una actitud de evitación de futuro sino todo lo contrario. Ponen el acento en la importancia de la atención al momento y a las decisiones presentes, porque es a partir de ellas que podemos diseñar el futuro que deseamos.
El programa de Mindfulness para Directivos permite potenciar una serie de funciones cognitivas y ejecutivas, favorece un mayor grado de consciencia, permite “desenredar” circuitos de conocimiento automatizados, facilita los procesos de gestión emocional y promueve el reemplazo de las respuestas automáticas por otras más conscientes y más efectivas. Todo ello, a través de herramientas y técnicas fáciles de incorporar e integrar en la vida en general y en la práctica profesional en particular. Entre ellas, técnicas de respiración, gestión del tiempo, meditación, comunicación asertivay efectiva, y de regulación y reducción del estrés, la ansiedad y el malestar.
Repasemos a continuación algunos de los beneficios que entrenamiento permite a directivos y líderes:
- Reducir la dispersión que provoca la multitarea.
- Minimizar la aparición de actitudes reactivas.
- Conseguir estados de mayor apertura, perspectiva y receptividad.
- Mejorar la atención, la concentración y la productividad, reduciendo los fallos y la calidad del trabajo.
- Revitalizar la energía y cultivar hábitos y estados mentales positivos.
- Aprender a hacer pausas y a meditar en la acción.
- Conseguir un liderazgo más motivador a partir de la comunicación asertiva, de la práctica de la atención consciente y amable, y de la escucha empática.
- Reeducar la mente para controlar el estrés. Esta reeducación irá creando las condiciones para mantener un marco de estrés adaptativo para una óptima productividad.
No obstante, más allá de la realidad diferente que transitan, este entrenamiento resulta vital para educadores, formadores, profesionales de la salud, etc. (hablaremos de ello en un próximo artículo).
(1) Es una de las intervenciones complementarias reconocidas por el NIH, -Instituto Nacional de Salud de EEUU en esa categoría-, y también en el ámbito de la psicología, concretamente en las Terapias de 3ª Generación.